En las
anecdotas oue
me referia. el entusiasmo
de Saul dotaba al episodio
mas trivial
-la
roza de
un monte o la
pesca
de Úna
gamìtana-
de
contornos
heroicos. Pero era sobre todo el
mundo
indigena,
con sus
practicas
elementales
y
su
vida
Írugal,
su animismo
y
su
magii,, lo
que parecia
haberlo hechizado. Ahora se
que
aquellos
indios,
cuya lengua habia empezado a aprender con
ayuda de
los
alumnos
indigenas
de
la Mision
Dominicana de Quillabamba
-una vez me
canlo
una Íiste
y
reiterativa cancion incomprensible,
acompanandose con el
ritmo
de una
calabaza
llena
de semillas-, eran
los machiguengas. Ahora
se
que
aquellos carteles con dibujitos,
mosÍando
los
peligros
de
pescar
con dinamita,
que
vi
apilados en su casa de
Breõa, ìos habia hecho
para
repartirselos a los blancos
y
mestìzos del
Alto
Urubamba con
la intencion de
proteger
las
esoecies oue alimentaban a esos
mismos indios
que,
un cuarto de sÌglo mas tarde, ÍotograÍiaria el
ahora diÍunto Gabriele
MalÍatti.
Mario Vargas
Llosa,
El hablador, Ed. Seix Barral,
pá9.
21.
LOS ANDALUCES Y LA
CONQUISTA
DE
AMERICA
La influencia decisiva del andaluz sobre el espafrol
de América hay
que
buscarla en los
primeros
afros
de la conquista
(lo
que
se
llama el
período
antillano). Efectivamente- Colón descubrió todas
las Antillas, y
en la isla de La Espanola
(hoy
Santo
Domingo)
se
instalaron los
primeros
órganos de
gobiemo,
administración, evangelización
y
cultura.
Fue
allí donde se asentaron
los
primeros
colonos
y
se fundó la
primera
sociedad criolla; a
esta sociedad se refiere el fuerte
porcentaje
de
andaluces
a
que
antes nos hemos
referido. En
aquellas islas, libre de una norma idiomática
que,
en Espafra,
imponía la
Corte, el
idioma adquirió
un
perfil
andaluzado, como resultado de la
mayoía demográfica andaluza,
y
de
lo
persuasivos y
contagiosos
que
resultan los
meridionalismos hispanos. Tales rasgos se
foÍalecían con la llegada de nuevos
espaffoles, los
cuales
habían de
pasar
en
Sevilla
meses,
y
aun
aflos, en espera de obtener licencia
para
instalarse
en América, e
iban
ya, por
tanto, andaluzados.
Femando Lázaro,
Curso
de lengua espafrola,Ed. Ãnaya.
170